La producción de Disney+ es una miniserie que pertenece al Universo Cinematográfico de Marvel (UCM). Si bien la historia tiene como puntapié inicial los sucesos acontecidos en Avengers Endgame (2019), puede ser vista por quién no tenga mucho conocimiento sobre las películas.
WandaVision es una jugada arriesgada para Marvel: desde las temáticas usadas, el uso de las sit-coms como recurso, la construcción de la historia, la escenografía y el vestuario, todo fue pensado con lujo de detalles. La serie narra la vida de Wanda (Elizabeth Olsen) y Vision (Paul Bettany) en Westview, parte de los suburbios de New Jersey. Cada episodio es relatado con el formato de las sit-com, haciendo un pequeño homenaje a las más emblemáticas de cada época (desde 1920 hasta 2010). Y su uso no es aleatorio, tiene una significación que se va develando a lo largo de los capítulos. Otra cosa a destacar es la utilización de dos formatos de imagen: vemos la “realidad” de Wanda y Vision en el formato 4:3 (el de los viejos televisores de tubo), mientras que la verdadera realidad se observa en el 16:5 (el de las pantallas de TV plana y cines).
Respecto a las actuaciones, Olsen y Bettany (Vision) tienen una química increíble, es lo primero a destacar, sobre todo porque es la primera vez que los personajes tienen tanto desarrollo en pantalla. Elizabeth, especialmente, se lleva casi todos los laureles, encarna a una Wanda que pasa por varios estadios, desde la negación hasta una tristeza muy profunda. Además, ambos llevan el ritmo de la serie de manera magistral.
Otra interpretación que resalta, y que va creciendo capítulo a capítulo, es la de Kathryn Hahn (Agnes), la vecina de los protagonistas. La actriz consigue convertirla en un personaje muy querible para el espectador, aun cuando es totalmente misterioso (sobre todo para quien no tiene conocimiento de los comics).
La tríada que forman los personajes de Monica Rambeau (Teyonah Parris), Jimmy Woo (Randall Park) y Darcy Lewis (Kat Dennings), funciona muy bien y hace verosímil su batalla en contra del sistema de SWORD (una organización estatal que “controla” a las personas con superpoderes), en medio del ir y venir entre estas realidades.
¿La serie tiene errores? Sí, pero no son lo suficientes como para opacar lo buena que es. Quizá para el espectador común puede resultar con algunos cabos sueltos a la hora de entender ciertos comentarios, puesto que apelan a situaciones que transcurren en las películas anteriores, aunque no son transcendentes para entender la historia. Y otra cuestión criticable son los efectos especiales sobre el final de la serie. No es que no sean buenos, sino que podrían haber sido mucho mejores, pero hay que tomar en cuenta que se hicieron por separado, en plena cuarentena, por la actual pandemia.
Por Juliana Caccaglio
