Stefano Lodovichi: «Creo que movilizar y hacer emocionar es lo único que cuenta»

Lodovichi en pleno rodaje, junto a la actriz Camilla Filippi

El director italiano que conquistó al público con la serie El juicio (Il Processo, 2019), comenzó su carrera como asistente en los departamentos de dirección, fotografía, producción, escenografía y vestuario para “tener una idea de cómo funcionaba el set”, cuenta. A los 29 años, después filmar algunos cortometrajes, anuncios y videos musicales, logró dirigir su primera película: Aquadro (2013). Luego realizó el film Al final del bosque (In fondo al bosco, 2015) y con su primera serie, Il Cacciatore (2018), obtuvo el premio a la mejor interpretación en Canneseries (por la actuación del protagonista Francesco Montanari).
El juicio me dio la oportunidad de enfrentarme a un nuevo género. Porque hasta entonces había filmado una película para adolescentes, un thriller psicológico, una serie de mafia criminal y ahora un thriller legal que, gracias a Netflix, ha tenido la posibilidad de hacerse notar en todo el mundo”, resume Stefano.

– ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
– Creo que las dos cosas que más me importan son la historia y los actores. Nada tan revolucionario. Todo lo que tengo que hacer es permitir que los artistas experimenten mejor a los personajes que tienen que interpretar en la historia. El director solo tiene que guiarlos. Luego, por supuesto, hay muchos elementos que lo llevan a enriquecer lo que cuenta, como la técnica, el gusto, la estética… Pero la historia y los actores son los elementos más importantes y cuando interactúas con cualquier tipo de intérprete, debés recordar que estás trabajando con humanos. Esto tampoco es un secreto, es simple sentido común: si deseas obtener lo mejor, las personas a tu alrededor tienen que confiar, de lo contrario, nunca podrás guiarlos realmente. El material con el que trabajamos en nuestro entorno es un asunto humano, profundo y delicado. Un ejemplo clásico es cuando un personaje tiene que llorar; nunca obligaré a un actor a llorar si no tiene ganas porque la escena no sería cierta. Pero también es verdad que para crear este vínculo de confianza tengo que seleccionar intérpretes que tengan talento y un potencial humano -sensibilidad e inteligencia- más desarrollado que otros.

– ¿Cómo surgió la idea de realizar El juicio?
– Nació de una idea del creador Alessandro Fabbri, quien escribió la serie con Laura Colella y Enrico Audenino. Y fue producida por Lucky Red (una de las realidades cinematográficas más importantes de Italia) para Mediaset. Más tarde fue adquirida por Netflix, que la amó a primera vista.

– ¿Cómo viviste la experiencia de hacer la serie?
– Hermosa en muchos sentidos. La historia también fue convincente porque el thriller que se esconde detrás de lo legal me dio la oportunidad de dosificar cuidadosamente los elementos típicos. Me divertí sembrando pistas, revelando tomas, como si fueran mensajes subliminales para mover la duda del espectador del lado de la verdad al otro. También tuve la oportunidad de contar una historia al establecerla en Mantua, un pequeño pueblo en el norte de Italia, maravilloso y muy rico en cultura y arte. Es un trabajo complejo y meticuloso, estrechamente relacionado con la escritura.

– ¿Estás pensando en hacer una segunda temporada?
– Lamentablemente no depende de mí. Los resultados que la serie está obteniendo en todo el mundo, particularmente en América Latina, son maravillosos. Por eso espero poder realizar una segunda temporada.

– Como dijiste, Netflix ha permitido que El juicio se vea en todo el mundo. ¿Qué repercusiones has tenido?
– Por ahora muchas apreciaciones cálidas que nos siguen llegando desde Argentina, Uruguay, Colombia o México (por nombrar algunos países donde hemos estado entre los diez más vistos de Netflix), y Europa también nos está prestando una atención inesperada. Algo que nos hace sentir muy orgullosos del pequeño proyecto que hemos realizado.

– ¿Qué cosas del género suspenso te atrapan?
– La regla básica para mí es siempre la de Bastian de La historia sin fin (1984). La necesidad de un autor es acercar al espectador a los personajes que cuenta. Cuanto más empatices con los personajes, más vivirás el amor, la ansiedad, el miedo, la decepción o el enojo. Creo que movilizar y hacer emocionar es lo único que cuenta como autor, director y espectador. Por esta razón, cuando se trata de este género, es importante mantener el ritmo y jugar revelando las verdades de la historia en el momento adecuado, para crear giros emocionantes.

– ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
– Estoy trabajando en una película corta, un thriller ambientado en una casa. Un film con el que estoy comprometido. Y luego, en otoño, comenzaré una nueva serie ambientada en Roma, en los suburbios, en un contexto criminal… pero no es el contexto criminal habitual porque mi protagonista descubrirá que tiene superpoderes. ¡Pero no puedo decir más por ahora!

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