«Lo que se prioriza es la emoción»

Thelma, el soldado y el cine
Escena de Thelma, el soldado y el cine

El mes de mayo es muy cinematográfico. Termina el BAFICI, Festival del Cine y la Mujer, muestras y además, el 22 es la entrega de los premios Cóndor de Plata, a lo mejor de las producciones del cine nacional. Dentro de las categorías, una de ellas es la de mejor documental. Y uno de los seleccionados es Telma, el cine y el soldado, dirigido por Brenda Taubin y estrenado en el 2022, en el BAFICI, y que ha tenido su recorrido internacional con buen recibimiento.

La obra es un documental en tono de comedia, un género (la comedia documental) no tan visto. Alegre por momentos, sutil en el drama por otra parte, fresco a la vez, tiene protagonistas a mujeres inolvidables, entrañables y queribles en su forma de ser, en su forma de investigar y en llevar la acción hacia adelante.

También, en paralelo, hay lugar para temas más complejos y profundos, duros para la sociedad argentina como es la Guerra de las Malvinas. En la línea argumental todo está conectado. Hay una forma graciosa, entretenida a la vista. Un fondo que permite preguntas, interpela, cuestiona.

Este audiovisual es una búsqueda de un soldado, es una carta escrita en 1982, es el hoy visto con una perspectiva. Son personas, historia y realidad. Días de película habló con su directora, Brenda Taubin, acerca del film. Ella brinda algunos detalles sobre la construcción de la historia que allí se cuenta.

-Entiendo que esta pregunta se contestó varias veces desde el momento de su estreno el año pasado. ¿Cómo surge la idea de realizar Telma, el cine y el soldado?
-Yo llevaba este grupo de jubilados y jubiladas al cine. Era un taller que se hacía todos los jueves a la mañana, un convenio solidario, porque el cine dejaba ir gratis a jubilados y jubiladas. El que quería y podía llevaba una leche, y con ese producto se apadrinaba el comedor. Esto pasaba los jueves a la mañana, la función era gratuita, sólo para ellos. Eso lo hicimos durante un montón de años.
Entonces a Telma, y a muchos más los conozco de ir al cine, y del debate que coordinaba el después de las pelis. Las que siempre se quedaban al debate eran las personas que hoy aparecen en el documental. Hablábamos de las películas, y eso nos servía de excusa para hablar de sus vidas. Así es como me entero de su carta. Yo les decía que para entender el cine, hay que hacerlo.
Cuando me cuentan esta historia, que la hija de Telma a los 15 años manda una carta y le responde un soldado de 19 años, ahí arranca un vínculo por carta, pero se interrumpe porque las cartas dejan de llegar y no lo conocen nunca más. Es ahí cuando les propongo hacer el documental buscando al soldado 40 años después mientras filmábamos la película. Pasamos de ser espectadores a protagonistas.

-Cuando te preguntan por la película, ¿hay alguna escena en particular que llegue primero a tus pensamientos?
-Hay dos escenas en las que pienso. La primera de ellas yendo al cine, porque es de donde sale todo. Lo primero que filmamos fue un jueves regular, porque todos los jueves íbamos al cine. Ellas yendo con el carrito de supermercado y yo las recibo, por eso aparezco en la película. Más o menos está en el orden cronológico de los sucesos.
También pienso en una escena clave, que fue una de las primeras que editamos. Ellas están en la computadora buscando el aviso. Era la que tenía sentido porque resumía un poco la película, que es la dificultad de buscarlo. A ellas como jubiladas tampoco les resulta fácil la tecnología. A la vez, hay algo de comedia porque esa escena tiene conflicto, pero al mismo tiempo te muestra esa personalidad de lo tenaces que son, de seguir tratando y buscando.

-¿Cuánto tiempo llevó la producción?
-En el 2018 con Salamanca Cine (La productora) presentamos una carpeta al INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) a un concurso que se llamaba Incubadora, para desarrollo de documentales; ya no existe más ese concurso. Era la idea, la producción, la motivación contando el proyecto. Quedamos seleccionados. Esa selección habilitaba un dinero para grabar un teaser, y volver a concursar en diciembre en Ventana Sur. Quedamos seleccionados, nos dieron la plata y grabamos un teaser de 3 minutos. Y en diciembre volvimos a concursar, y volvimos a ganar. Fue un dinero para realizar la mitad del documental y también pasajes para un festival para ir a buscar más financiamiento. Se buscaba dar un poco acá, para que se conozca, y otra parte afuera.
Así fuimos al Festival de Cannes a pitchear, al Festival de Málaga y al IDFA (Bertha Sound, de Amsterdam), uno de los festivales de documentales más grande que hay. En el 2019 rodamos casi la mayor parte del documental, y el 2020, pandemia, porque cine y jubiladas, fue un combo fatal. Luego vinieron algunas jornadas en el 2021 y finalmente lo estrenamos en el BAFICI en el 2022.

-En una nota leí que mencionan a la película bajo el género “Comedia Documental”. Es una categoría poco vista en el cine. ¿Definirías de la misma forma la película?
-Me gusta pensarla como comedia documental. Fue algo que se le ocurrió a la productora medio marketinero, porque como vos decís, en general se asocia el documental con algo más pesado, más denso, aburrido, a veces triste. Porque como se toca el tema de Malvinas, era más fácil imaginarlo por ese lado. Se puso a propósito para generar intriga, pero a la vez era fiel al tono de documental genuino, para habilitar espectadores que tuvieran ganas de esa búsqueda. Hay algo en las protagonistas que lleva ese tono.
Me parecía un punto de vista no tan explorado en estos temas, como Malvinas. Nos preocupó la parte de tratar ese tema, y las partes de archivo fueron específicamente buscadas y puestas para que la variedad de emociones fuera justa y equilibrada con la búsqueda. No es que sea todo gracioso, porque los momentos más duros de nuestra historia Argentina también están ahí, en la medida justa de lo que nos parecía. Porque el punto de vista estaba con ellas, en el presente, buscando esa historia del pasado, y siendo las protagonistas unas señoras grandes, con ganas de aventura y sin que les importe nada. A partir de ahí se construye el pasado y cuando se va al pasado, el pasado pega también.

-La trama de la película es una búsqueda. ¿Sucede en paralelo a medida que avanza la producción? ¿Esa búsqueda dio lugar a otros lugares o temas no planteados previamente?
-La búsqueda es real y avanza durante la producción. Nos pasaba en los pichts de los distintos festivales que nos preguntaban, ¿Y, lo encontraron? Yo les decía, ¡no!, pero porque queremos filmar eso de verdad, queremos filmar realmente la búsqueda y si lo encontramos queremos realmente filmar el momento exacto en que lo encontramos. No falsear eso, porque nos parecía importante que el registro sea de la búsqueda de lo real.
Poníamos postas porque no se podía guionar mucho. La posta del Ministerio de Defensa, la posta de las videntes y lo que sucedía ahí era el guion. Dialogaba mucho lo que pasaba con lo que quería que pasara. No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar.
Por otra parte, me fui juntando con ex combatientes. Porque no viví Malvinas y no tengo cerca una historia particular. Entonces ahí fui entendiendo más la oscuridad, cómo es la guerra o cómo se siente. Me fui dando cuenta que esos momentos tenían que bajar el tono de la película

-Cuando se presentó en el Centro Cultural Haroldo Conti, donde la miré, al finalizar la proyección hablaron algunos integrantes del trabajo, entre ellos el montajista si mal no recuerdo. Se mencionó sobre el material crudo grabado y finalmente el resultado. ¿Qué se prioriza en el armado final? ¿Quedó mucho afuera?
-No quedó tanto afuera. Fuimos muy cautelosos con el material de archivo. Queríamos elegir el adecuado. Por ejemplo, hicimos un armado y lo mostramos a personas cercanas. Después de la charla decidí grabar una escena más. Editar es un trabajo precioso, sacar, mover, probar, cambiar de lugar, es un montón de tiempo. En la pandemia, como teníamos tiempo, acomodábamos y desacomodábamos para todos lados.
Lo que se prioriza es la emoción. No hay fórmula, es algo que vas sintiendo. Quería mostrar a esta gente así, con esta garra, un espíritu, una gracia, un encanto único. Y así querían que los vieran.

-En esa oportunidad no estabas presente, si mal no entendí bien, estabas presentando la película en el Festival de Toulouse, Francia. ¿Cómo fue el recibimiento en una sala extranjera?
-El Festival de Cine de Toulouse fue espectacular. Hay algo fabuloso de este festival que, aunque es en Francia, es latino. Hay mucha gente con ganas de ver cosas latinoamericanas. Es un espacio particular lleno de apertura, cultura, alegría, como una fiesta bárbara. El recibimiento fue total. Tenía miedo de que los chistes no funcionaran y para nada. Me encantó.

 

Por Luis Laffargue

 

 

Compartir